viernes, 29 de octubre de 2010

Eruptivas de la infancia

Con el nombre de "eruptivas" de la infancia o "enfermedades exantemáticas" se presentan una gran lista de afecciones en los primeros años de vida del niño, que son muy frecuentes y altamente contagiosas. Son de origen viral y se transmiten de persona a persona por secreciones respiratorias y saliva. Entre las más frecuentes se encuentran el Exantema súbito y el Eritema infeccioso. El primero se presenta con mayor frecuencia en niños menores de 2 años y el segundo en preescolares y escolares. El exantema súbito se caracteriza por iniciarse con fiebre alta que dura de 2-3 días y cede con posterior aparición de unas lesiones tipo manchas de diversos tamaños de color rosado principalmente en pecho, espalda y cuello, no pican y duran de 2-3 días se resuelven sin ningún tto y es característico que el bebé esté en buenas condiciones y juegue como siempre. Puede afectar un poco el apetito que se recupera al desaparecer el exantema y algunos casos pueden estar acompañados de diarrea leve.En el eritema infeccioso la fiebre acompaña a la erupción desde los primeros días y ésta es muy roja principalmente en cara a nivel de ambas mejillas( como cachetadas)y dura varios días más, a veces hasta semanas. La mayoría de los casos son leves y los niños se recuperan rápido y sin mayores problemas; sin embargo se describen raramente luego de estas infecciones complicaciones por lo que se debe acudir al médico ante cualquier cambio en el bebé. El más temido de estas entidades es el Sarampión que si puede complicarse con mayor frecuencia. Estos casos se caracterizan por fiebre elevada y erupción con manchas y pelotitas generalizadas, rojas que afectan también mucosas. Se acompaña de síntomas respiratorios como secreción nasal, congestión, enrojecimiento ocular y lagrimeo. El niño luce mal, enfermo y esto es un alerta para acudir de inmediato al médico. Afortunadamente la frecuencia del sarampión es baja gracias a la vacuna que debe cumplirse al año de edad. La Varicela conocida como "lechina" se caracteriza por iniciar con fiebre, malestar general, y la típica aparición de lesiones polimórficas (de variadas formas) que van desde pápulas (pelotitas) pasan por vesículas (bolsitas pequeñas de agua) y luego costras.Generalmente dura alrededor de una semana y la mayor molestia a parte de la fiebre es la picazón intensa que produce. También puede prevenirse un cuadro complejo y fuerte de varicela con la vacuna que se cumple a partir de los 12 meses y aunque no evita la enfermedad, permite que se presente muy leve o no se desarrolle.El resto de las eruptivas que son más frecuentes no cuentan con vacuna específica y se presentan casi siempre en brotes en guarderías, colegios y a través de contacto con algún enfermo, pero lamentablemente el contagio se da antes de que aparezcan los síntomas por lo tanto siempre se debe educar a nuetros hijos acerca de la importancia del lavado de manos frecuente y cuando son pequeños, tenerlo en cuenta nosotros cuando llegamos de la calle y manipulamos al bebé, sus juguetes, ropa y sus alimentos.Igualmente exigir medidas de higiene y cuidado en las guarderías y ser conscientes cuando sea nuestro bebé el que esté enfermo para no contagiar a otros niños, de mantenerlo aislado en reposo en casa por lo menos una semana, mientras cede la erupción que es, en general, el período contagioso reconocible.
El tratamiento es para los síntomas porque no se indica nada específico ya que se trata de virus. Las medidas a tomar son: bajar la fiebre con antipiréticos adecuados indicados por su pediatra, dan abundantes líquidos y no obligar al niño a comer, lo importante es mantenerlo hidratado con jugos de frutas, agua, sopas, leche y suero oral. Hacerlo sentir cómodo y fresco con ropa adecuada. Hacer que descanse correctamente y dejarlo en casa hasta que el médico indique para proteger a los otros niños.Las cremas hidratantes sin olor pueden ayudar a través de una masaje a aliviar la picazón o molestias de las lesiones en piel y a relajar al bebé. Dele mucho amor y comprensión recuerde que cuando Ud está enfermo quiere que lo "consientan" y mimen como cuando era pequeño :). Consulte a su médico de confianza ante cualquier duda y nunca automedique a su hijo.

lunes, 4 de octubre de 2010

Apego y desarrollo emocional

El recién nacido vive a la madre como si fueran un ente único, como una parte de él mismo: se trata para él de un TODO indiferenciado. El pequeño se asusta de los extraños porque los ve como la “no-mamá”, es decir la ausencia de ella.
La relación más importante en la vida de un niño es su madre o cuidador primario, ya que esta primera relación determina el molde biológico y emocional para todas sus interacciones futuras. Un apego saludable a la madre, construido de experiencias de vínculo repetitivas durante la infancia, provee una base sólida para futuras relaciones saludables.
El compartir el día a día, el contacto estrecho, las experiencias y sobre todo el acto de amamantar, y todo lo que a él acompaña (miradas, caricias, balanceo, palabras o canciones), establece una comunicación entre ambos que se ha comprobado es fundamental para el desarrollo de la capacidad de AMAR.
La lactancia materna brinda un espacio de contacto íntimo muy especial entre la madre y el bebé, puesto que al succionar se estimula al pezón produciendo prolactina, sustancia que estimulará a la vez conductas maternales, el contacto corporal, el olor, la voz, las miradas, serán las primeras demostraciones de amor y de comunicación entre la madre y el bebé. La leche materna es especial, yo la defino como el mejor alimento para el cuerpo y el alma, porque además de ser rica en nutrientes y anticuerpos que consolidan el sistema inmunológico del recién nacido, satisface las necesidades emocionales más primitivas y a la vez más evolucionadas del ser humano. Amamantar es una de las mayores manifestaciones de amor, por eso aunque las madres trabajen o no logren producir mucha cantidad de leche, la “calidad” de ese momento se basa en el compartir aunque sea unas gotas de este regalo maravilloso. Los bebés no siempre piden “teta” por hambre, a veces sólo quieren que mamá los abrace, acune y brinde calor para sentirse protegidos, queridos y seguros.
El factor más importante en la formación y desarrollo de la esfera emocional, es el contacto físico positivo como los abrazos y besos, ya que estas actividades causan respuestas químicas específicas en el cerebro que llevan a la organización normal de los sistemas neurológicos y hormonales responsables del apego.
Durante los primeros tres años de vida, el cerebro desarrolla un 90% de su tamaño adulto y coloca en su lugar la mayor parte de los sistemas y estructuras que serán responsables de todo el funcionamiento emocional, conductual, social y fisiológico para el resto de la vida. De allí que las experiencias de vinculación conducen a un equilibrio emocional y capacidades de apego saludables cuando ocurren en los primeros años.
La socialización de un niño no sólo está influenciada por su personalidad si no por la inteligencia emocional que se desarrolle gracias a las manifestaciones de aprobación y cariño que le brinden sus padres. La autoestima se enriquece cuando un bebé es tratado con amor y consideración y sus logros, especialemnte los intelectuales, progresan rápidamente. Un niño querido y respetado aprende a amar y comprender a sus semejantes, es seguro de sí mismo y conoce sus capacidades y límites con mayot facilidad. El lenguaje entre padres e hijos es un vínculo a veces imperceptible pero muy rico, que se forma desde el primer contacto y evoluciona hasta formas inimaginables fuera de los límites racionales, hasta puntos de experimentar sensaciones a distancia, de allí debe provenir la explicación del “sexto sentido materno”.
En la actualidad está tomando importancia la relación o vínculo de apego del niño con el padre, figura ésta de gran importancia para el normal desarrollo evolutivo de todo ser. Y no es que no se considerara importante, sino que culturalmente los cuidados y cariños al bebé eran netamente un rol femenino. Todo esto ha cambiado afortunadamente para el bien del desarrollo equilibrado de nuetras nuevas generaciones.
Un vínculo seguro entre los padres y el niño durante la infancia influye en su capacidad para establecer relaciones personales sanas a lo largo de su vida, cuando los primeros vínculos son fuertes y seguros la persona es capaz de establecer un buen ajuste social, por el contrario la separación emocional con la madre, la ausencia de afecto y cuidado puede provocar en el hijo una personalidad poco afectiva o desinterés social.
Investigaciones psicológicas a lo largo de muchos años han demostrado que la baja autoestima, la vulnerabilidad al estrés y los problemas en las relaciones sociales están asociados con vínculos fraternales poco sólidos. Si las experiencias de vínculo han sido negativas y graves, el ser humano es más propenso a desarrollar trastornos psicopatológicos. Son las interacciones madre-niño las que influyen en el desarrollo socio-emocional y en la conducta actual y futura del bebé.
A pesar de las creencias populares que estigmatizan al hijo único, a los niños cuidados en el hogar o que inician su escolaridad no tan temprano como “caprichosos”, “consentidos” “malcriados” o hasta “ermitaños”, no se ha observado relación de esta situación con el desarrollo posterior de problemas de adaptabilidad o socialización si estos niños provienen de hogares bien establecidos y donde se les brindo mucho amor. De hecho puede verse el interés de estos niños en otros de su edad, ya que comprenden lo agradable de las buenas relaciones humanas. En conclusión, no pierda oportunidades para decirle a su bebé: TE AMO con palabras, con gestos y con acciones, toda manifestación de cariño da buenos frutos y siempre es recíproca así que disfrútela!