La llegada de un nuevo miembro de la familia es un momento trascendental para todos en casa. Padres e hijos están ansiosos, emocionados y hasta nerviosos por los cambios que este nuevo ser provocará en sus vidas. Para los niños, un hermano representa en forma natural competitividad por la atención de sus padres y por lo tanto, aunque el amor no se divide si no que se multiplica, hay que prepararse para manejar el tiempo que dedicaremos a todos los miembros de la familia.
El o los hermanos mayores deben ser informados e incorporados en el proceso desde etapas tempranas, de acuerdo a su edad y adaptándonos a su madurez.
El primer gran paso: la información. Cuándo decirle que tendrá un hermano (a)? Ambos padres, si están presentes, deben conversarlo y tomar decisiones en conjunto siempre. La mayoría espera el paso del primer trimestre por miedo a que el embarazo no progrese adecuadamente.
Siempre la noticia causa sorpresa y origina una serie de inquietudes y preguntas que empezarán a manifestarse poco a poco. El origen de los bebés por ejemplo es una de las mas frecuentes, por qué crece la barriga de mamá, cómo se alimenta, cuándo nacerá?, etc... Regla número uno: armarse de paciencia y contestar todas las interrogantes con amor y en forma sencilla, con lenguaje que el niño pueda comprender.
Incorporarlo al proceso: este aspecto implica dos elementos fundamentales: hacer al hermano o hermanos parte importante de la preparación para la llegada del bebé, escoger nombres, la ropa, decorar su habitación, los juguetes y prepararlo sobre los cambios que implicará tener entre la familia a un recién nacido. Informar sobre qué comerá, como dormirá, que despertará frecuentemente, que será muy frágil, que necesita mucha atención y cuidados.
Los niños se entusiasman cuando se les titula de "hermanos mayores" y se les asignan responsabilidades y retos como parte del equipo familiar.
Es importante hablarles de la alegría que traerá un hermano. Nuevas situaciones, juegos, reuniones familiares.
Los hermanos nunca deben sentirse desplazados, debemos tomar consciencia de a pesar de que nuestra mayor atención está enfocada en el nuevo bebé, hay mil formas de que el o los demás se sientan partícipes del cambio con motivación y mucho amor. Desde el embarazo, deben fomentarse, de acuerdo a la edad de los hermanos, ciertos hitos de independencia para no sobrecargarnos a la hora de atender a la familia. Esta preparación es paulatina y no es conveniente realizar grandes cambios en la llegada del bebé, ya que es un momento delicado para todos y puede incluso traer retroceso en algunos aspectos como dormir sólos, mojar la cama, el progreso del lenguaje...
Dejarse ayudar: los demás miembros de la familia además de colaborar necesitan continuar con sus rutinas y actividades. Los familiares y amigos son un gran apoyo en los primeros meses. Aunque habrá cambios, se superarán y una vez pasado el tiempo, mirar hacia atrás será una gran satisfacción cuando hayamos logrado en nuestros hijos integración y cariño incondicional.