jueves, 17 de noviembre de 2011

Ya no soy chiquito!

Mamá "yo solito", "yo puedo", "yo quiero".... A los 2 años se inicia la "primera adolescencia". Los niños entre el segundo y tercer año de vida comienzan a cambiar radicalmente de actitud ante las cosas cotidianas, muchas veces dejan de ser los "angelitos" que eran para convertirse en bebés "tremendos" que buscan INDEPENDENCIA al hacer las cosas. Quieren disponer del tiempo, las cosas y las personas a explorarlo todo y allí comienza la dificultad para impoener los límites por las famosas "rabietas". El niño en esta etapa se siente capaz de manejar muchas situaciones y cosas pero a la vez se sigue sintiendo un bebé que necesita ser consentido, cargado, abrazado. Se inicia el "NO" para todo y se hace difícil que sigan órdenes u horarios. Lo primero que hay que hacer para sobrellevar mejor esta etapa es COMPRENDERLA: todos los niños pasan por eso y por lo tanto TODOS los padres. El que diga que su hijo jamás ha hecho una rabieta MIENTE. La imposición de rutinas ayuda mucho con su cumplimento ya que le brindan seguridad al niño y la costumbre de hacer siempre lo mismo para dormir, bañarse o comer facilita el manejo. Ellos quieren estar jugando todo el tiempo, no les interesa sentarse a "perder el tiempo" comiendo o cepillándose los dientes, siempre habrá algo más divertido que hacer y por eso hay que hacer de las rutinas algo entretenido!
La mejor forma de enfrentar una rabieta es con CALMA. No responder de igual manera con desespero, gritos o exaltación porque el niño se pondrá más agitado, molesto y nervioso, recuerde que esta situación es una expresión de "no sé que hacer con lo que siento". El niño grita, se tira al piso, muerde, etc , porque siente una explosión que no sabe manejar; si Ud mantiene la calma le enseña que no obtiene nada con eso y que en unos minutos se puede negociar para mejores resultados. Trate de explicarle siempre por qué debe hacer las cosas: "hay que recoger los juguetes para que no se dañen", "hay que cepillarse los dientes para cuidarlos y que no salgan caries", "hay que comer para estar sano y fuerte"... o puede ofrecer una recompensa luego de cumplir con un deber, por ejemplo "vamos a bañarte para después leer el cuento", "ordenemos los juguetes para armar el rompecabezas"., "ponte la ropa para ir a pasear".
Hay días difíciles, hay otros más llevaderos pero todos son manejables con paciencia y amor. Recuerde que es primordial NO ceder ante la negativas, por supuesto equilibrando la importancia de las cosas, los niños necesitan libertad para reforzar su YO, necesitan sentirse respetados y considerados para moldear su personalidad. Imponga límites de manera firme, si Ud se mantiene en su posición con serenidad y sin ceder el niño aprenderá cuales son sus normas. NO intente frustar todo lo que hagan, anímelos a hacer las cosas a su manera pero correctamente. Las "leyes" en casa las impone Ud, busque el balance en la familia y todo tendrá un final feliz. Los "castigos" pueden funcionar si se saben emplear. Un castigo no implica violencia y no puede durar mucho tiempo a esta edad, si es así el niño comienza a interpretar el rencor y el anojo a largo plazo y se desvía de la situación puntual que realmente llevó a que sus padres lo reprendieran. No permitirle jugar con algo específico durante un rato, apagar el TV, sentarlo en una silla por 1-3 minutos explicándole lo que hizo mal, incluso el cambio de tono de voz de mamá o papá son suficientes para que note la diferencia y se sienta reprendido. A medida que crecen las prohibiciones y límites son igualmente mayores y los "castigos" serán a más largo plazo.
Si siente que no puede manejar a su hijo, no se desespere puede buscar ayuda y eso no lo hace un mal padre, al contrario, lo convierte en un padre o madre preocupados e interesados en la felicidad de su hijo al 100%.
En esta edad los cambios que se producen por el crecimiento como dejar la cuna o la cama de los padres, dejar el pañal, el tetero, el chupón, son difíciles y hay que esperar que el niño esté listo, no forzarlo bruscamente a superar etapas para las que no está preparado. Debe hacerse paulatinamente, plantear los cambios uno por uno para no fracasar o retroceder. Todos los niños crecen, maduran y comprenden, manéjese con calma y siempre en equipo.
Recuerde recompensarlo con mucho afecto cuando su conducta sea adecuada. El niño estimulado y querido se siente feliz y a medida que crece quiere agradar más a las personas que ama.

domingo, 30 de octubre de 2011

El Lenguaje

Nuestra capacidad expresiva: el lenguaje verbal nos diferencia como la especie de mayor inteligencia y versatilidad en la naturaleza. Desde que nacemos, e incluso meses antes, el bebé comienza a percibir sonidos del medio ambiente y progresivamente a interpretarlos; luego su propio desarrollo le permite imitarlos y finalmente utilizarlos para comunicarse.
La aparición del lenguaje oral inicia con los balbuceos y silabeos aproximadamente a los 4-6 meses. La primeras palabras del bebé suelen ser papá y mamá, pero aunque nos emocionen mucho, inicialmente no tienen significado hasta los 9-12 meses cuando ya realmente se refieren a los padres. El lenguaje corporal y las señas son un fuerte ingrediente en la expresión diaria del bebé. Muchos niños al ser cuidados por los padres y familiares cercanos como los abuelos, que aprenden a entenederlos con sencillos gestos, tardan un poco más en hablar pues no tienen la necesidad imperiosa de ser comprendidos. En este sentido los niños que acuden a guarderías desde temprana edad suelen iniciar el lenguaje un poco más temprano debido a necesidad y a estímulo por imitación al escuchar a otros niños inclusive de mayor edad. Igualmente los niños que tienen un hogar bilingue, tardarán un poco más en dominar los idiomas, primero suelen aprender el de la madre y casi a la par la segunda langua. Pero finalmente todos hablarán y entre los 4-5 años será todo un reto "callarlos" cuando ya dominen por completo el arte del lenguaje.
El bebé comienza a jugar con los sonidos que aprende a emitir, descubre su boca, su lengua, grita, muerde. Aproximadamente a los 12- 18 meses el bebé logra identificar y relacionar claramente a las personas, objetos y acciones con palabras y perfecciona este hallazgo hasta aproximadamente los 4 años cuando el lenguaje está bien establecido. Alrededor de los 2 años los padres notarán una "explosión" del lenguaje con aparición de palabras que van de 50 a más de 300 en algunos niños de acuerdo a sus características individuales. Se inicia en esta edad el uso de frases (une 2 palabras)como: "mamá duerme", "papá ven", "eso no", "carro rueda" "está aquí" hasta que a los 2 años y medio-3 ya logran una expresión completa de oraciones y progresivamente perfeccionan el uso de artículos y adjetivos.
La mejor forma de estimular el lenguaje es hablando con el bebé desde el vientre materno y en cada oportunidad que se tenga, explicando con palabras sencillas todo lo que ocurre a su alrededor, situaciones cotidianas y nombres de personas cercanas y objetos familiares. En lo posible deben evitarse los diminutivos constantes y el "lenguaje bebé" que deforma las palabras por extrema dulzura, no hace falta pronunciar diferente para hablar con amor.
Cuando el bebé comience a repetir sonidos es importante estimularlo siguiendo su dinámica y repetir nosotros también en la forma correcta lo que él quiere decir. Nada es más emocionante para el niño en esta etapa que lograr ser entendido por los seres que lo aman. Si el niño expresa "acua" y sabemos que desea tomar agua, se refuerza este progreso diciendo: "quieres agua?", "ya te doy agua", "el agua está fría", "te gustó el agua", "tenías sed", y sin darnos cuenta creamos facilmente toda una conversación en torno a la nueva palabra que logró el bebé, que la asimilará gracias al apoyo acción-lenguaje-efecto.
Las canciones, cuentos y relatos son una manera divertida y sencilla de estimular el lenguaje. A los 2 años de vida los niños se motivan mucho por los libros de cuentos ilustrados logrando en su mayoria seguir la historia con los dibujos y fotos del relato. Igualmente por estar comenzando el pensamiento imaginativo en esta estapa se enriquece mucho su fantasía y capacidad de crear, inventar y sugerir acciones de los personajes y lograr un juego simbólico.
Si sospecha que su hijo no tiene un buen progreso del lenguaje o tiene inquietud respecto a este aspecto cuando lo observa respecto a otros niños de su edad, analice primero las siguientes señales de alarma, ya que cada niño tiene su propio ritmo y el desarrollo del lenguaje tiene un periódo bastante amplio y no se refiere sólo a HABLAR, el lenguaje es comprensión y expresión a traves de acciones, gestos, juegos, humor.
OJO si:
  • Si su bebé de 12 meses no usa gestos como saludar o despedirse con la mano, o mover la cabeza para decir NO.
  • Si alrededor de los 15 meses no logra decir entre 1 y 3 palabras.
  • Si a los 18 meses no reconoce partes sencillas del cuerpo.
  • Si a los 21 meses no sigue órdenes sencillas como "recoge el juguete" o "ven aquí".
  • Si a los 2 años no imita palabras o sonidos escuchados.
  • Si alrededor de los 2 años y medio no logra formar frases sencillas ni realiza juego simbólico (imaginativo como cocinar, muñecas, carritos, ir al trabajo, al colegio, imitar personajes...)
  • Si a los 3 años no logra comprenderlo nadie de la familia o si a los 4 años no lo comprende nadie desconocido.
  • Si el niño tartamudea.
  • Esté atento si su hijo no muestra interés en hablar o interactuar con otros niños NUNCA o si sospecha que existe algún problema con su audición: si su niño no responde a su nombre, no baila, no sigue canciones.
  • Si el niño presenta problemas de deglución, se le dificulta masticar, tragar,o se ahoga con frecuencia al comer.
Un 14% de los niños presenta "desarrollo lento del habla" pero esto no implica ningún trastorno cognitivo ni traerá consecuencias en otros aspectos de su evolución; pero ante cualquier duda la mejor forma de prevenir es la intervención temprana con un diagnóstico precoz y oportuno que permita tratar cualquier condición y estimular el progreso de esta área. Por lo tanto consulte a su Pediatra ante cualquier inquietud.
Hable con su hijo, haga de su bebé una gran compañía, cante, converse, lea con él y verá que ese gran oyente pronto se convertirá en su mejor conversador y amigo.

jueves, 11 de agosto de 2011

Mi Hijo es el MEJOR!!!

La sociedad establece parámetros de perfección desde que nacemos y como parte de esta constante exigencia, los padres, nos vemos muchas veces en la obligación de someter a nuestros hijos a frecuentes presiones sobre cómo ser y cómo comportarse. La primera información que piden todos al nacer un bebé es Cuánto pesó?, Cuánto midió? Y luego viene el cuánto come?, cómo duerme?, si es tranquilo, si ya camina, si ya habla, si ya dejó el pañal, si sabe leer, si sabe escribir, sus notas… todo acerca de lo que se piensa es “destacar”. Los hijos son un reflejo de sus padres, de su familia pero no deben sentirse usados como “trofeos” o ejemplares de competencia. Lo más importante es forjar una buena autoestima desde muy pequeños, comprendiendo y aceptando su propio ritmo de desarrollo, de personalidad, de gustos. Todos tenemos virtudes y talentos a desarrollar, el amor y el respeto durante la formación son fórmula infalible para lograr revelarlos.
Un niño que reciba desde el principio mensajes positivos a diario, cariño y aceptación será un joven y adulto seguro de sí mismo, respetuoso y capaz. Es importante saber que el desarrollo neuropsicoemocional tiene rasgos de normalidad amplios y que un niño sano, con su adecuado control pediátrico merece paciencia y respeto sobre su propio progreso corporal, emocional, lingüístico y social.
Si tiene alguna duda sobre cómo está creciendo y desarrollándose su hijo, la mejor forma de aclararlo es acudiendo regularmente a su control médico; cada individuo es diferente y a pesar de la existencia de tablas, cuadros y escalas, su pediatra lo conocerá y ubicará dándole el alerta si algo le llama la atención. Ud ocúpese de estimularlo desde que nace con caricias, juegos, palabras, canciones y actividades que lo ayuden en forma natural y divertida a lograr explotar todo su potencial.
Ningún niño es igual a otro ni se comporta de la misma manera, ni siquiera hermanos o gemelos. Lo bello de los seres humanos es la gran diversidad que enriquece tanto nuestra especie.
Decirle a los hijos “te amo”, “te quiero”, “ tú puedes hacerlo”, “lo lograste”, “muy bien”, son mensajes positivos que lo ayudaran a superar dificultades y al desarrollo de la resiliencia, a estimarse a sí mismos y a valorar a los demás. Mensajes negativos como : “tú eres malo”. “malcriado”, “no sabes hacerlo”, “ no vas a poder”, “te portas terrible”, lo hacen inseguro y pueden fijarle estos malos conceptos sobre sí mismo. Trate de sustituir el “te vas a caer” con un “ten cuidado que puedes caerte”, si lo dice como una afirmación es bastante probable que el niño se caiga y evite luego el “te lo dije” en vez de consolarlo por un golpe y explicarle por qué le sucedió para que comprenda y evite hacerlo de nuevo. Cambie el “no puedes” por un “sigue intentándolo, cuando estés más grande te ayudaré a lograrlo”. “Te portaste muy mal” por “hoy no te comportaste bien” , “no me agradó cómo te comportaste allí” o “tú sabes portarte mucho mejor”. Trate de no comparar a su hijo “mira que bien se porta … y en cambio tú eres malo”.
Para cada padre su hijo es y será siempre el mejor, pero lo importante es que haga lo posible por que ese niño se siente EL MEJOR y viva siempre para lograrlo: feliz, aceptado y respetado.
El amor por los hijos nunca es demasiado y sus instintos le ayudarán a superar el rol más difícil y hermoso que tenemos: ser PADRES.

viernes, 29 de abril de 2011

Qué rabia!

Alrededor de los 2 años de edad, en algunos niños hasta varios meses antes, y aproximadamente hasta los 4 años, los padres de TODOS los niños pasamos a experimentar momentos muy intensos, desagradables y hasta penosos cuando nuestro pequeño comienza a hacer las famosas RABIETAS. La forma de expresiòn de las rabietas es muy variado: algunos niños se tiran al piso, patalean, gritan, otros lanzan cosas que tengan a mano, lloran sin parar, o incluso agreden pellizcando, mordiendo o golpeando a quien tienen cerca o a sí mismos. La intensidad y duración de estos episodios varía según la personalidad y carácter de cada niño, que aunque parezca mentira se está formando desde muy pequeños y es único e irrepetible. Las rabietas son incómodas y nos hacen disgustar, pero debemos estar claros en que es un proceso evolutivo normal y que no somos "malos padres" por no poder evitar o manejarlos siempre. Tratemos de comprender: los niños pequeños comienzan a experimentar nuevas sensaciones cada dìa entre ellas la frustación, cuando comenzamos a decirles NO: no toques eso, no puedes jugar con eso, no podemos salir; y cuando comenzamos a poner límites y reglas: tienes que bañarte, es hora de dormir, tienes que vestirte...si ellos no quieren hacerlo todavía su madurez no permite que comprendan por qué deben cumplir con algo que no desean. Los niños a esta edad no saben cómo manejar estas emociones y su unica forma de expresar la rabia es con estas conductas que nosotros los adultos vemos como "malcriadeces". A medida que el niño madure y pueda controlar ciertas emociones se irán extinguiendo las rabietas, pero es un proceso lento que amerita nuestra mayor paciencia. Los psicólogos dan ciertos consejos para hacer más llevaderos esos momentos tanto para los padres como para los hijos:
1.- Evitarlas: el interés del niño por algo: un juguete, una persona, un ambiente, si es cortado violentamente traerá como consecuancia una rabieta. Lo mejor es distraer la atención en otra cosa que le interese y estimularlo a iniciar otra actividad o a jugar con otro objeto. Menos frustación menos rabia.. Es verdad que el niño necesita límites, pero tampoco es conveniente, si podemos evitarlo,mantenerlo en lugares o situaciones donde no pueda hacer o tocar nada, como por ejemplo una oficina.
2.- Darle opciones: si quiere algo indebido o peligroso se puede negociar con el bebé por algo diferente, explicándole por qué no puede hacerlo. El entendimiento con palabras sencillas y dulces es mayor que con golpes o violencia.
3.- Dé el ejemplo: muchas veces los adultos nos expresamos con violencia y los niños observan y "absorben" todo. Sea su modelo a seguir: converse, no grite, evite agresiones con el bebé.
4.- Sea paciente: el adulto es Ud, el maduro es Ud. Compórtese como tal, con paciencia eduque a su hijo con amor. Su madurez emocional se acelerará si es tratado con respeto y cariño.
5.- Proteja al niño: durante las rabietas el bebé puede hacerse daño al caer al piso o golpearse, trate de contenerlo y protegerlo en lo posible de algún traumatismo fuerte.
6.- Dele espacio y tiempo: espere a que pase la rabieta, algunas son cortas y fugaces otras son más largas pero todas se acaban! El niño necesita desahogarse y esa es su forma de hacerlo ( ha sentido Ud alguna vez la necesidad de tirar una puerta cuando está molesto?...)Trate de comprenderlo, no lo agobie durante la rabieta, cuando todo pase puede consolarlo y explicarle lo que sucedió.
7.- No prolongue la rabieta: si Ud grita, golpea o amenaza durante el momento crítico empeorará la situación. Espere unos segundos que disminuya la intensidad y reafirme su prohibición inicial.
8.- No cambie de opinión: en los niños más grandes, las rabietas comienzan a usarse como armas de manipulación si lo adultos lo permiten. Si le decimos a algo que NO y luego de la rabieta o durante ella accedemos y cambiamos de opinión permitiéndole lo negado, el niño aprenderá que es una herramienta para obtener lo que quiere. Este es el peor error. Sea firme, constante, Ud es la figura en quien más confía su bebé, gánese su respeto.
Cada familia aprende a manejar estos momentos, no sienta verguenza porque todos los padres pasan por eso. Mientras más amor se da, más amor se recibe. SUERTE!