jueves, 11 de agosto de 2011

Mi Hijo es el MEJOR!!!

La sociedad establece parámetros de perfección desde que nacemos y como parte de esta constante exigencia, los padres, nos vemos muchas veces en la obligación de someter a nuestros hijos a frecuentes presiones sobre cómo ser y cómo comportarse. La primera información que piden todos al nacer un bebé es Cuánto pesó?, Cuánto midió? Y luego viene el cuánto come?, cómo duerme?, si es tranquilo, si ya camina, si ya habla, si ya dejó el pañal, si sabe leer, si sabe escribir, sus notas… todo acerca de lo que se piensa es “destacar”. Los hijos son un reflejo de sus padres, de su familia pero no deben sentirse usados como “trofeos” o ejemplares de competencia. Lo más importante es forjar una buena autoestima desde muy pequeños, comprendiendo y aceptando su propio ritmo de desarrollo, de personalidad, de gustos. Todos tenemos virtudes y talentos a desarrollar, el amor y el respeto durante la formación son fórmula infalible para lograr revelarlos.
Un niño que reciba desde el principio mensajes positivos a diario, cariño y aceptación será un joven y adulto seguro de sí mismo, respetuoso y capaz. Es importante saber que el desarrollo neuropsicoemocional tiene rasgos de normalidad amplios y que un niño sano, con su adecuado control pediátrico merece paciencia y respeto sobre su propio progreso corporal, emocional, lingüístico y social.
Si tiene alguna duda sobre cómo está creciendo y desarrollándose su hijo, la mejor forma de aclararlo es acudiendo regularmente a su control médico; cada individuo es diferente y a pesar de la existencia de tablas, cuadros y escalas, su pediatra lo conocerá y ubicará dándole el alerta si algo le llama la atención. Ud ocúpese de estimularlo desde que nace con caricias, juegos, palabras, canciones y actividades que lo ayuden en forma natural y divertida a lograr explotar todo su potencial.
Ningún niño es igual a otro ni se comporta de la misma manera, ni siquiera hermanos o gemelos. Lo bello de los seres humanos es la gran diversidad que enriquece tanto nuestra especie.
Decirle a los hijos “te amo”, “te quiero”, “ tú puedes hacerlo”, “lo lograste”, “muy bien”, son mensajes positivos que lo ayudaran a superar dificultades y al desarrollo de la resiliencia, a estimarse a sí mismos y a valorar a los demás. Mensajes negativos como : “tú eres malo”. “malcriado”, “no sabes hacerlo”, “ no vas a poder”, “te portas terrible”, lo hacen inseguro y pueden fijarle estos malos conceptos sobre sí mismo. Trate de sustituir el “te vas a caer” con un “ten cuidado que puedes caerte”, si lo dice como una afirmación es bastante probable que el niño se caiga y evite luego el “te lo dije” en vez de consolarlo por un golpe y explicarle por qué le sucedió para que comprenda y evite hacerlo de nuevo. Cambie el “no puedes” por un “sigue intentándolo, cuando estés más grande te ayudaré a lograrlo”. “Te portaste muy mal” por “hoy no te comportaste bien” , “no me agradó cómo te comportaste allí” o “tú sabes portarte mucho mejor”. Trate de no comparar a su hijo “mira que bien se porta … y en cambio tú eres malo”.
Para cada padre su hijo es y será siempre el mejor, pero lo importante es que haga lo posible por que ese niño se siente EL MEJOR y viva siempre para lograrlo: feliz, aceptado y respetado.
El amor por los hijos nunca es demasiado y sus instintos le ayudarán a superar el rol más difícil y hermoso que tenemos: ser PADRES.