viernes, 29 de abril de 2011

Qué rabia!

Alrededor de los 2 años de edad, en algunos niños hasta varios meses antes, y aproximadamente hasta los 4 años, los padres de TODOS los niños pasamos a experimentar momentos muy intensos, desagradables y hasta penosos cuando nuestro pequeño comienza a hacer las famosas RABIETAS. La forma de expresiòn de las rabietas es muy variado: algunos niños se tiran al piso, patalean, gritan, otros lanzan cosas que tengan a mano, lloran sin parar, o incluso agreden pellizcando, mordiendo o golpeando a quien tienen cerca o a sí mismos. La intensidad y duración de estos episodios varía según la personalidad y carácter de cada niño, que aunque parezca mentira se está formando desde muy pequeños y es único e irrepetible. Las rabietas son incómodas y nos hacen disgustar, pero debemos estar claros en que es un proceso evolutivo normal y que no somos "malos padres" por no poder evitar o manejarlos siempre. Tratemos de comprender: los niños pequeños comienzan a experimentar nuevas sensaciones cada dìa entre ellas la frustación, cuando comenzamos a decirles NO: no toques eso, no puedes jugar con eso, no podemos salir; y cuando comenzamos a poner límites y reglas: tienes que bañarte, es hora de dormir, tienes que vestirte...si ellos no quieren hacerlo todavía su madurez no permite que comprendan por qué deben cumplir con algo que no desean. Los niños a esta edad no saben cómo manejar estas emociones y su unica forma de expresar la rabia es con estas conductas que nosotros los adultos vemos como "malcriadeces". A medida que el niño madure y pueda controlar ciertas emociones se irán extinguiendo las rabietas, pero es un proceso lento que amerita nuestra mayor paciencia. Los psicólogos dan ciertos consejos para hacer más llevaderos esos momentos tanto para los padres como para los hijos:
1.- Evitarlas: el interés del niño por algo: un juguete, una persona, un ambiente, si es cortado violentamente traerá como consecuancia una rabieta. Lo mejor es distraer la atención en otra cosa que le interese y estimularlo a iniciar otra actividad o a jugar con otro objeto. Menos frustación menos rabia.. Es verdad que el niño necesita límites, pero tampoco es conveniente, si podemos evitarlo,mantenerlo en lugares o situaciones donde no pueda hacer o tocar nada, como por ejemplo una oficina.
2.- Darle opciones: si quiere algo indebido o peligroso se puede negociar con el bebé por algo diferente, explicándole por qué no puede hacerlo. El entendimiento con palabras sencillas y dulces es mayor que con golpes o violencia.
3.- Dé el ejemplo: muchas veces los adultos nos expresamos con violencia y los niños observan y "absorben" todo. Sea su modelo a seguir: converse, no grite, evite agresiones con el bebé.
4.- Sea paciente: el adulto es Ud, el maduro es Ud. Compórtese como tal, con paciencia eduque a su hijo con amor. Su madurez emocional se acelerará si es tratado con respeto y cariño.
5.- Proteja al niño: durante las rabietas el bebé puede hacerse daño al caer al piso o golpearse, trate de contenerlo y protegerlo en lo posible de algún traumatismo fuerte.
6.- Dele espacio y tiempo: espere a que pase la rabieta, algunas son cortas y fugaces otras son más largas pero todas se acaban! El niño necesita desahogarse y esa es su forma de hacerlo ( ha sentido Ud alguna vez la necesidad de tirar una puerta cuando está molesto?...)Trate de comprenderlo, no lo agobie durante la rabieta, cuando todo pase puede consolarlo y explicarle lo que sucedió.
7.- No prolongue la rabieta: si Ud grita, golpea o amenaza durante el momento crítico empeorará la situación. Espere unos segundos que disminuya la intensidad y reafirme su prohibición inicial.
8.- No cambie de opinión: en los niños más grandes, las rabietas comienzan a usarse como armas de manipulación si lo adultos lo permiten. Si le decimos a algo que NO y luego de la rabieta o durante ella accedemos y cambiamos de opinión permitiéndole lo negado, el niño aprenderá que es una herramienta para obtener lo que quiere. Este es el peor error. Sea firme, constante, Ud es la figura en quien más confía su bebé, gánese su respeto.
Cada familia aprende a manejar estos momentos, no sienta verguenza porque todos los padres pasan por eso. Mientras más amor se da, más amor se recibe. SUERTE!